martes, 16 de abril de 2013

UNA EXPOSICIÓN EN LAS ALTURAS

El martes pasado estaba muy emocionada porque iba a acudir por primera vez a la Torre Iberdrola con motivo de la exposición celebrada allí. Termine la visita con los mismos sentimientos que tiene un niño pequeño cuando ve su globo partir hacia los celestes cielos; incredulidad, indignación, tristeza...


Días antes me regalaron varias entradas para acudir a la exposición. Primero llame para pedir cita, di los códigos y quede para el martes 9 a las 17. Acudí al encuentro acompañada. Llegamos justas, pero aparecimos. Una vez nos acercamos al mostrador nos pidieron nuestro D.N.I, para identificarnos, y nos dieron unas pegatinas. Antes de seguir hago un breve inciso, cuando los visitantes acuden a la torre se estampan con los trajes que les obligan llevar a las chicas. A mi personalmente me recodaron a los que vi en una de las películas de las saga de Harry Potter, de verdad, son muy parecidos pero en tonos verdes. También deseo puntualizar lo anacrónico que me resulta que tan solo haya mujeres, chicas jóvenes, haciendo la función de azafatas.

Continúo exponiendo mi indignación y doy un pequeño salto, ya nos encontramos en la planta 24 ó 25. La guía ya había comenzado. A partir de este momento lo que vivimos fue una maratón pero sin avituallamiento, ni si quiera nos ofrecieron un vasito de agua. La guía parecía la versión viva del Correcaminos o de Speedy Gonzaléz. Pidió la participación del público pero dudo mucho de que alguno de nosotros se enterase de algo como para tener el valor de intervenir. Comentada una obra seguía su trayecto sin ningún miramiento para el resto de las creaciones que allí descansan. Ya que no podíamos ver toda la exposición, intentamos buscar los carteles en los que suelen poner la información pero aunque pueda parecer algo sencillo en este caso fue una tarea complicada. No entiendo muy bien porqué pero alguien decidió que sería divertido poner las cartelas del mismo tono que las paredes.


Desconozco por completo como es estar preso, pero me sentí como una delincuente gracias a los vigilantes quienes controlaban que nadie se escapase de la manada. Vigilaban cada paso que dábamos y llegaron a echarnos cuando nos atrevimos a creer que podíamos ver las obras después de la fugaz presentación. Eso sí, todo con una sonrisa. A la salida nos obsequiaron con un pequeño libro sobre la exposición, un bonito detalle, aunque hubiese sido mejor poder verla allí. 


Al salir, una sensación agridulce. La amiga con la que fui me dijo que lo único que buscan es revalorizar esta colección. Esta recopilación de Meana-Larrucea se inicio con la escultura de Vicente Larrea, el abogado Fernando Meana y su esposa María Victoria Larrucea son los propietarios y a quienes les regalaron esta obra en 1968 con motivo de su boda. Este letrado ha dirigido su interés hacia los artistas vascos pero también hay creación internacional. 


Tan sólo os voy a hablar de la obra con la cual comienza la exposición, una habitación de la que tan sólo vemos la puerta. Esta cerrada y la llave la tiene la artista. Quizá no tenga mucho que ver, pero a mi me recuerda al experimento del gato de Schrödinger. Se trata de un experimento mental con el que se pretende exponer las consecuencias de la física cuántica. El planteamiento en ambos es similar se nos presenta una caja cerrada y opaca, en la obra de arte desconocemos que hay en su interior, en el segundo caso, se nos propone que haya un gato y una botella de gas venenoso unida a un sistema que cobija una partícula radioactiva con un 50% de posibilidades de destruirse y liberar el veneno. Esto nos lleva a la realidad de que existen las mismas probabilidades de que el animal este vivo o muerto.

Como digo puede que no tenga mucho que ver con la instalación pero me resulta inevitable relacionarlos. Existen dos formas de ver este interesante ensayo, una común y más profana en la cual el gato puede estar vivo o muerto y la visión de la mecánica cuántica en el que se encuentra en una superposición de estados.





Esta ingeniosa creación artística es fruto del intelecto de Dora García siendo del mismo modo ella el cancerbero de la llave. Considera que tan solo una fina línea separa el arte de la realidad y para ella es la puerta la que nos divide esos dos mundos.



"Me interesa la relación entre lo que se sabe, lo que se ve, lo que se da a entender y lo que se oculta" 

La verdad es que creo que mediante esta instalación plantea el eterno debate ¿Dónde esta la separación entre lo que es arte y lo que no? ¿La división es necesaria? Considero que es poco transgresor y que alberga un concepto del arte algo conservador. Aún así genera curiosidad y plantea dudas sobre lo que hay detrás de la puerta lo que hace que nos mueva la curiosidad.

Si vosotros también habéis tenido la ocasión de asistir a esta maratón, digo exposición, en las alturas compartid vuestra experiencia. Por cierto que decir tiene que las vistas de la villa desde allí arriba son impresionantes. 

http://www.doragarcia.net/

http://es.wikipedia.org/wiki/Gato_de_Schr%C3%B6dinger

http://www.mamajuanadigital.com/single.php?blogpost_id=45

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